lunes, 9 de marzo de 2015

La noche es su nombre.

Ante mi mirada quebradiza
la noche aparece pletórica,
irrumpe su silueta apasionada
viene como un beso agitado;
un beso profundo líquido
es verbo anhelante de lo nuestro.

Su voz de noche es suave
su calma es intensa, perfecta,
hombre cuyo verbo es activo
su verdad es noche etérea;
su desafío me expande
suave fortaleza pacifica.

Su noche en mis brazos
es de sabor agridulce
pues es noche pasajera;
desbordante de plenitud
mar de deseos cumplidos.

Su presencia, paraíso perfecto
fulgor que brilla hace eones.
Su noche rescata naufragios,
su toque mueve montañas.

Mi quietud silente es dulce
su vitalidad es pasión madura
y belleza que ama sabiendo;
es un jardinero del cielo
por sus caricias soy amada
entre sus brazos es posible.

 La noche es su forma
  sus labios en mis senos
 dos cuerpos vibrando
como dos luminarias
tilitando en el espacio.

Noche azul cristalina
que sucumbe y estalla
 en infinitos espasmos,
amor desbordado,
canto alegre de río
mar de oleaje, orgasmos.