jueves, 5 de octubre de 2017

Sinceridad.

Todo el saber es como no saber nada.
Tanto llorar y sufrir es como reír y alegrarse.
Cuando cantar es permanecer en silencio.
Y caminar es parecido a no dar ningún paso.
Tanto besar y abrazar es como
 dormir al aire libre en un lugar frío y solitario.
Y sonreír es volverse del revés, darse la vuelta.
Tanto creer que ves no viendo nada.
Cuando llover es brillante en su gris.
Tanto ser tristeza es para seguir pensando.
Pensar se vuelve inacción.
En lo que más te duele reside la sinceridad.

Cuando odiar es para amar lo que no puedes lograr ni tener a duras penas.
Tanto miedo para no perder lo que se ha creado.
Y tanto de todo para casi de nada.

Todo lo que se quiere se vuelve un no quiero.
Aquí, el infinito es lo mismo que volverse limitado.
 El espacio es nulo en su miseria.
 Cuando el universo nos sobra a causa de su falta de generosidad.
Tanta abundancia para convertirse en la corrupción de lo privado.
Un mar de distracciones para robar el tiempo a la libertad y a la responsabilidad.

Y todas esas hermosas vidas desgastadas que vemos
 son como una galaxia que depende de todo para sobrevivir.
A la honestidad la hemos olvidado.

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